“Necesitamos ensamblar lo ancestral con los conocimientos actuales”

Prensa Mincyt/Karina Depablos.- Durante la segunda jornada del V Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación, especialistas y científicos/as coincidieron en que, actualmente, el discurso de alimentarse bien para garantizar la salud no penetra en la población porque la industria de alimentos ultraprocesados y su maquinaria publicitaria ha ganado el terreno de lo saludable y práctico.

En el panel de discusión denominado “Agricultura, alimentación, salud y vida”, la médica y profesora de la Universidad Central de Venezuela, María Fernanda Correa, explicó que la agricultura, la salud y la producción de alimentos están desvinculadas por la racionalidad moderna que fragmenta la vida y por los intereses del capital.

“Creo que hay necesidad urgente de empoderar a la gente, de alfabetizar en alimentación a la población y esa es una de las deudas que tenemos, y esto nos ha causado que la gente no vincule que debe comer bien, debe escoger bien los alimentos y debe entender de la cadena productiva”, manifestó.

Por su parte, la médico pediatra Milagro Guerra comentó que la revolución científica surgida después del siglo XV ha hecho que ya no se centre en el ser humano, en el suelo, en la producción que nos da la Pachamama sino que se centra en una razón que está en guerra con la naturaleza.

“Tenemos que realmente hacer un cambio radical en el pensamiento; es centrarnos dentro de nuestra conciencia. Necesitamos ensamblar lo ancestral con los conocimientos actuales; todas las modificaciones que se suceden en el mundo tienen una razón. Hay que buscarle lo positivo a todo lo que sucede, incluso esta fragmentación que se hizo dentro del campo de la salud. Mi propuesta es ensamblar lo anterior con lo que tenemos ahora”, expresó.

Para el investigador y profesor Miguel Ángel Núñez, la humanidad necesita repensar críticamente el tema de la ciencia, pero no solamente la ciencia sino también repensar cómo se están abordando estos desafíos ante la crisis del actual modelo capitalista.

Del mismo modo, la ecóloga Noemí Chacón aseguró que la comunidad científica debe comenzar a articular su trabajo con los saberes de los pueblos originarios y las comunidades campesinas para aprender a relacionarse con la naturaleza y a formar parte de ella sin devastarla.

“Nosotros tenemos una visión colonial donde no somos parte de la naturaleza, solo la manejamos. Yo pienso que la comunidad científica puede generar puentes de conexión y comenzar a aprender otras formas de conocimiento que tengan una visión integral. Poder tener una agricultura sana, una alimentación pertinente y concebir nuestra salud desde la propia naturaleza. Comencemos a quitarnos todos los prejuicios de que somos el único conocimiento disponible para dar soluciones a los problemas que nos aquejan y tratemos de articular con esas otras normas de conocimiento, sin menospreciar nuestros aportes que también son muy buenos”, puntualizó.

Vacunas son la mejor opción para hacerle frente al nuevo coronavirus

Prensa Mincyt/IVIC/Edith García.- La pandemia de COVID-19 ocasionó que grandes laboratorios pusieran a prueba su inventiva en la producción de vacunas ante una emergencia que no podía esperar. De allí que muchas han sido las plataformas que se han empleado para producir vacunas que frenen el avance de esta enfermedad.

Durante su participación en el V Congreso de Ciencia, Tecnología e Innovación, Alexis García, investigador principal del ensayo clínico de la vacuna Sputnik V en Venezuela, explicó que, para producir una vacuna existen varias vías: la tradicional que se llama inactivación, que no es otra cosa que eliminar el agente o el microorganismo que produce la infección; en este caso, el virus que produce el SARS-CoV-2. Esto se hace a través de agentes químicos y, posteriormente, a ese virus inactivado se le agrega una sustancia que se llama adyuvante, siendo la más utilizada las sales de aluminio.

“Tenemos otras vías que son más novedosas; entre las que se encuentran las vacunas ARN mensajero, plataforma en la que se viene trabajando desde hace 10 años aproximadamente. También existe la tipo de vacunas que utilizan vectores virales que no tienen capacidad de replicarse. Esta plataforma se viene explorando desde hace unos 20 años y es la que utiliza la Sputnik V, que es la vacuna con la que se hizo el estudio clínico aquí en Venezuela. Dicha vacuna tiene dos vectores virales sin capacidad de replicarse; es decir: es heteróloga, el primer componente es un adenovirus 26 y el segundo componente es adenovirus 5”, destacó el investigador.

Es bien conocido que, para producir una vacuna, generalmente, se toman entre 10 y 15 años de investigación y desarrollo a través de un proceso in vitro que es en los laboratorios, luego se pasa a la fase preclínica, donde se hace el estudio a modelos animales incluyendo primates, no humanos y, luego, se pasa a la fase clínica, que es cuando se estudia la vacuna en seres humanos. En esta fase, se evalúa la seguridad, la respuesta inmunológica, y finalmente la eficacia.

“Había mucho temor porque estamos hablando de 10 a 15 años y la vacuna contra el SARS-CoV-2 la obtuvimos en aproximadamente un año. Las primeras dosis de la vacuna contra el SARS-CoV-2 se comenzaron a colocar en diciembre del año 2020; es decir: que en menos de un año se logró tener una vacuna y se comenzó a utilizar en seres humanos. Todos los pasos se cumplieron. Lo único fue que se acortaron porque estábamos ante una emergencia sanitaria a nivel mundial. Estábamos ante una pandemia y había que acelerar todos estos pasos y, afortunadamente, también teníamos a la mano las herramientas biotecnológicas para producir una vacuna en tan corto tiempo”.

Vacunas novedosas

Para la fecha, se cuentan con las vacunas producidas con las plataformas de ARN mensajero, las vacunas de vectores virales, en este caso la Spuknit V, es una de las que utiliza este sistema; pero hay otras vacunas que también utilizan estos sistemas, como es la AstraZeneca o la Janssen de Johnson & Johnson.

“En el caso de los virus inactivados, contamos con dos vacunas actualmente en Venezuela, ambas de origen chino, una es la vacuna Sinopharm y la otra es Sinovac, lo que hace es cultivar el virus en una línea celular que en este caso se llama Vero. Ese virus se purifica y una vez purificado se le agrega una sustancia llamada la Vero prolactina que lo va a inactivar y el adyuvante hidróxido de aluminio que va a ser que la respuesta inmunológica sea más robusta”.

Explicó García que otra forma novedosa de hacer vacunas es con nanopartículas. “En una célula de polilla se le insertó el gen que codifica para la proteína de la espícula. Esa proteína de la espiga luego se ancla en un nanotubo compuesto de lípidos, se le agrega el adyuvante saponina recombinante, porque ha sido modificado desde el punto de vista genético para que sea más potente, y esa es una de las formas de hacer una vacuna. De esa vacuna, ya se publicó la fase tres. Es de un laboratorio que se llama Novavax y también ya fue aprobada como vacuna de emergencia”.

Científicos venezolanos alertan ante avance de ómicron en el mundo

Prensa Mincyt/IVIC/Edith García.- El SARS-CoV-2 es una enfermedad que puede cursar desde forma benigna asintomática hasta una neumonía, si se toma en cuenta que influyen muchos factores, como genéticos, edad, sexo, estilos de vida, obesidad y, recientemente, se han sumado las mutaciones del virus que afectan el curso de la enfermedad.

Flor Pujol, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), abordó el tema de la COVID-19 y su alfabeto de variantes en el V Congreso de Ciencia Tecnología e Innovación, considerando que desde marzo de 2020 a noviembre de 2021, este virus ya tiene cinco variantes, algunas de interés y otras de preocupación.

“Las variantes son linajes del virus que tienen una serie de mutaciones que le confieren al virus una mayor capacidad de transmisión, evasión a la respuesta de anticuerpos o posibilidad de reinfección, evasión parcial a la inmunidad y la protección conferida por vacunas”, señaló la científica.

Existen las variantes Alpha, Beta, Gamma y Delta, que emergieron en Reino Unido, Sudáfrica, Brasil e India, respectivamente, y la más reciente, ómicron proveniente también de Sudáfrica. Esta última variante ha acumulado 32 mutaciones, solamente, en la proteína clave de unión al receptor que es la proteína de la espiga, lo que ha encendido las alarmas.

“La información que se maneja de esta variante es que se transmite muy fácilmente y pareciera ser más contagiosa. Hasta ahora, los casos reportados han sido benignos en individuos jóvenes, casos de reinfección y eso indica que pudiera tener cierta capacidad de evadir la respuesta protectora”.

Destacó Pujol que, incluso a la aparición de esta nueva variante, delta sigue predominando en Estados Unidos, España y América Latina; por lo que, en Venezuela, se sigue haciendo vigilancia genómica a través de la secuenciación, que no es otra cosa que técnicas moleculares del genoma completo.

“La forma de hacer la vigilancia genómica en Venezuela consiste en secuenciar un pedacito del genoma donde están concentradas estas mutaciones. Así vamos identificando cuando aparece y, luego, se confirma con la secuenciación del genoma completo. En este último, caso el proceso es más laborioso, ya que se hace en varios segmentos amplificados del genoma. Hasta ahora, nuestro método rápido de secuenciación nos permite identificar que la variante ómicron no se ha detectado en la vigilancia que hemos realizado y no hay evidencia que esta variante haya llegado a Venezuela”.