Venezuela avanza hacia la obtención de semillas de ajo sanas y soberanas

Prensa Mincyt/Miroslava Cariel.– Investigadores de la Asociación de Productores Integrales del Páramo (Proinpa) y del Centro Biotecnológico para la Formación en la Producción de Semillas Agámicas (Cebisa) presentaron, recientemente, un pequeño lote de semilla prebásica de ajo, resultado de años de trabajo, para su posterior evaluación en campo.

Para el ingeniero agrónomo Rafael Romero, coordinador de Planificación de Proinpa, este es un logro modesto pero importante para la nación, no solo porque deriva en la sanidad de los ecosistemas, sino también por su valor en términos de soberanía alimentaria, en vista del bloqueo imperial que se impone sobre Venezuela.

“Producir una semilla de ajo sana, en términos de estar libres de patógenos y sin carga agrotóxica, es de gran valor estratégico para el país”, detalló el investigador.

En opinión del especialista, esta semilla prebásica destaca por poseer “sanidad fitosanitaria (libre de enfermedades, plagas y virus); identidad varietal (todas las plantas responden al mismo fenotipo), mayor tamaño del bulbo (cabeza) y bulbillos (dientes) uniformes; mayor potencial de rendimiento en peso y volumen por unidad de superficie (kilogramos por hectárea)”.

Subrayó Romero que, en el país, no existe un programa formal de multiplicación y mejoramiento de semilla de ajo. La modalidad imperante en los productores es reciclar semillas importadas. “Esto origina muchos inconvenientes, sobre todo desde el punto de vista fitosanitario. Estas semillas importadas se contaminan con mucha facilidad. Esa contaminación afecta a los suelos y, a su vez, a los consumidores”.

El ajo (Allium sativum L.) es una especie hortícola de gran importancia en Venezuela por su alta demanda tanto con fines culinarios como medicinales. Es una especie estrictamente agámica, afectada por diferentes enfermedades fúngicas, bacterianas y virales, por lo que el mejoramiento tradicional está muy limitado y hay que acudir a los procesos biotecnológicos para obtener de semillas de alta calidad fitosanitaria.

Bajo la filosofía de que rescatar semillas es producir soberanía, desde hace varios años, Proinpa ha venido desarrollando una actividad en la multiplicación de semillas de ajo bajo la modalidad in vitro, llamada propagación asexual o propagación agámica, desde Cebisa, un laboratorio apoyado por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt).

Con la experiencia acumulada en los programas de mejoramiento genético de la papa y otros rubros, los productores de Proinpa se concentraron en la desinfección de la semilla de ajo que, en su caso, es el propio bulbo.

Estas capacidades, sumadas al apoyo de investigadores de la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (Codecyt) y del Instituto de Biología Experimental (IBE), permitió que los especialistas de Proinpa perfeccionaran la técnica de in vitro en el ajo, para lograr la semilla prebásica de esta hortaliza.

“Aprender eso y llevarlo a nuestros invernaderos nos permitió obtener el pequeño volumen de semilla prebásica de ajo que presentamos”, subrayó Romero.

El agrónomo destacó la utilización de ciertas técnicas para la desinfección del material vegetal (semilla de ajo): en la fase in vitro, extracción de meristemos y establecimiento in vitro; en la fase de invernadero se empleó la selección positiva, para obtener bulbos y bulbillos grandes, y también fue importante el uso de la electroterapia para neutralizar la presencia de virus, bacterias y hongos.

Ajo de mayor sabor

Debido a sus condiciones climáticas y agroecológicas, en el páramo merideño se produce un tipo de ajo con una calidad diferente, muy apreciada por el consumidor. Según el investigador consultado, una de esas particularidades es la pungencia.

“La pungencia, ese picor particular que le da mayor sabor al ajo, se logra en las condiciones de Mucuchíes; la otra particularidad es el color morado. Esto hace al ajo andino muy valorado, desde el punto de vista comercial”, detalló el entrevistado.

Cabe destacar que el estado Mérida produce el 70 % del ajo de toda Venezuela. Mucuchíes provee más del 60 % que sale de esa entidad; es decir: este hermoso pueblo aporta casi la mitad del ajo que cultivamos en Venezuela.

“Ahora estamos a la espera de evaluar el comportamiento de esta semilla en campo. Esto significa verificar si todas las bondades que vieron los productores en el invernadero pueden apreciarse en los suelos”, explicó Romero, quien además insiste en que en esta fase de la experiencia se requiere de productores con formación como semilleristas. Esta experiencia los hace más observadores, más responsables, más conscientes.

“Para la primera fase de evaluación de la semilla prebásica en campo contamos con 12 productores semilleristas, 12 fincas merideñas; además de la agrofinca Salas del estado Miranda, aliados de Proinpa”, afirmó Romero.

Proinpa: 21 años dedicados a la tierra, a la semilla y a la alimentación

Prensa Mincyt/Karina Depablos.- Mantenerse unidos para impulsar el cultivo de la tierra y la producción de alimentos sanos para el pueblo venezolano ha sido el logro más grande de la red de Productores Integrales del Páramo (Proinpa), durante los últimos  21 años.

De acuerdo con Rafael Romero, miembro fundador y coordinador de Planificación de Proinpa, esta organización trabaja arduamente enfocada en tres estrategias: la diversificación de la producción, la ruptura con el esquema del monocultivo y la tecnificación de los procesos.

“Queremos diversificar el tema de especies; desarrollar la biotecnología de semilla en papa, pero también en ajo, fresa, estevia, café, trigo, quinua y muchos más. Además, necesitamos salir del monocultivo para avanzar a la agricultura diversificada, familiar y sustentable. La tecnificación no es solamente el cultivo in vitro, sino tecnologías sencillas como manejo de suelos, abonos verdes, lombricultura y microorganismos eficientes para el cultivo”, manifestó.

Según Romero, los 84 agricultores andinos, miembros actuales de Proinpa, apuestan por  el proceso de escalamiento de la producción de semillas artesanales, puesto que  la semilla es el único elemento que es insustituible.

“No hay producción posible si no existe la semilla. La semilla es el origen; la genética representada en la semilla no tiene sustituto, y eso le da el valor estratégico que tiene. Si nosotros logramos romper la dependencia en materia de semilla, ya tenemos la mitad de la batalla ganada y generaremos bienestar al pueblo porque garantizamos los alimentos”, indicó.

La crisis actual no los detiene

Rafael Romero aseguró que Proinpa no ha escapado a los efectos de la pandemia causada por la COVID-19 y del bloqueo financiero criminal por el que atraviesa Venezuela.

“La producción de alimentos es un tema estratégico para el país, ¡eso está claro! No hemos parado. Tenemos complicaciones con el tema energético, combustible para movilizarnos sobre todo los productores a nivel de fincas. Sin embargo, hacemos el esfuerzo, enfrentamos las dificultades de manera colectiva y no individual, porque ahí es donde somos más vulnerables”, expresó el vocero.

Subrayó que la pandemia ha dado un impulso a las alianzas estratégicas, como es el proyecto de semillas con esquema de agricultura familiar con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

“Hoy por hoy, tenemos una red en el estado Mérida de 10 invernaderos para ampliar la capacidad de producción de semillas de papa. Además, con el apoyo de Codecyt ya estamos en 13 estados del país en un proceso de multiplicación de semilla para pisos bajos. Esperamos mejorar el equipo técnico de los invernaderos y de los laboratorios para poder cumplir con todas las metas”, enfatizó.

Añadió que Proinpa lucha por la agricultura agroecológica y, por tal razón, había previsto la necesidad de depender cada vez menos de los factores externos y de las importaciones para la producción de alimentos.

“Poder producir nuestra propia semilla y no tener que depender de semillas foráneas es la clave. En el tema de los insumos, que es bastante duro, tratamos de sustituir químicos por bioinsumos, aunque sabemos que la complejidad de migrar de la agricultura convencional a la agricultura ecológica. En vista de la emergencia mundial que tenemos, hemos hecho el esfuerzo para  concretar la tecnificación, la diversificación y la organización social de la producción”, puntualizó Romero.

21 años dejan huella

El coordinador de Planificación de los Productores Integrales del Páramo, Rafael Romero, comentó que, pasadas más de dos décadas, esta organización ha visto nacer una nueva generación de proinperos con una misión de retomar el control de la producción nacional a través de la agricultura familiar, basada en los conocimientos.

“Estamos viendo una segunda generación, hijos de proinperos, y eso nos da mucha esperanza. Nuestro trabajo se proyectará al futuro; estamos aprendiendo de las experiencias de estos primeros 20 años. Queremos decirle a la gente que la salida es producir, trabajar y quejarse menos. No desconocemos la crisis, pero entendemos que la única manera de solventarla es mirando hacia adelante y no quedarse estancado”, señaló el pionero de Proinpa.

Finalmente, el agricultor hizo un llamado al pueblo venezolano a cumplir las medidas de bioseguridad para prevenir la propagación del nuevo coronavirus.

“Debemos cuidarnos todos, porque todos somos necesarios; debemos tener la esperanza de que todo saldrá bien. Vamos a seguir trabajando, produciendo, y tratar de mostrar, dignamente, el trabajo como la única ruta para salir de la crisis estructural del país”, recalcó.