Francisco Herrera: Locti es una ley potente para propiciar transformaciones

Prensa Mincyt/Karina Depablos.- De acuerdo con el biólogo e investigador del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Francisco Herrera, ahora Venezuela cuenta con una Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti) que invita a construir nuevos horizontes en el ámbito científico-tecnológico, con procesos que sean sustentables y respeten la vida en el planeta e incrementen la soberanía y la seguridad del país.

“Tenemos una ley potente para propiciar transformaciones, requerirá de un buen plan, consensos y voluntad política. Todo ello está en nuestra cancha, vacilar será perder(nos). La reforma de la Locti concentra varios aspectos fundamentales: específica la rectoría del Ministerio de Ciencia sobre todo el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología; amplía el manejo de los recursos o aportes para el desarrollo productivo industrial; e invita a la territorialización de la ciencia y la actividad científica, es decir, la ciencia llega a todos los espacios y rincones del país”, expresó.

Durante su participación en la entrevista matutina del Noticiero Venevisión, el científico venezolano explicó que este nuevo reglamento reconoce que todas las comunidades, toda la población venezolana genera conocimientos en cualquier espacio, por lo que ahora se enfocarán los esfuerzos de la actividad científico-tecnológica para solventar los problemas que ocurren en los territorios, las necesidades locales del pueblo.

“La percepción de los problemas que tienen las personas en sus comunidades no es la misma que puede tener el científico que desarrolla un programa de investigación, y en el momento en que nos acercamos a los territorios a realizar la investigación científica comienza a ocurrir no solo un diálogo de saberes acerca de las soluciones, sino que también comienza a ocurrir un diálogo de percepciones de los problemas. La actividad científica y la actividad local que también genera conocimientos dialogan y se entienden para que estas soluciones sean cónsonas con lo que se espera en los territorios del país”, manifestó.

Resemantización de la ‘ciencia’

Para el biólogo y doctor en Ecología, Francisco Herrera, con la nueva ley de ciencia está ocurriendo en Venezuela una resemantización del término ‘ciencia’, puesto que se abre la posibilidad para un concepto más rico, diverso, que reconoce que la generación de conocimientos ocurre en todos los espacios.

“En el corto plazo, está ocurriendo que las problemáticas locales están variando rápidamente. Anteriormente, nosotros solo hablábamos de servicios o acceso a algunos insumos; ahora las condiciones y problemas locales, sobre todo por la crisis ambiental planetaria y por las diferentes tensiones geopolíticas del planeta, van a necesitar respuestas locales. La población local tendría que comenzar a concebir su realidad no como una realidad que depende de una centralización de la solución de sus problemas, sino que de ahora en adelante la gente va a tener que involucrarse cada vez más en la solución de sus problemas”, resaltó.

En tal sentido, el especialista indicó que si la comunidad se involucra realmente en la solución de sus necesidades se convierten en actores/as en la generación de conocimiento y en el pensamiento científico.

“La ciencia normalmente se asociaría con la bata de laboratorio, los institutos. Esta resemantización es la generación de conocimientos, y el conocimiento se genera en todos los espacios, desde la cocina en una casa hasta la producción campesina, hasta 20 obreros solucionando un problema, allí se está generando conocimiento continuamente porque no todo está dado. Muchas cosas hay que innovar y ese proceso se está dando naturalmente en cada uno de los espacios. Y aquí es cuando le damos un sustento y un respaldo”, enfatizó el investigador.

El vocero añadió que en la reforma de la ley de ciencia se plantea un Registro Nacional de Investigadores/as e Innovadores/as mucho más fino, detallado que no solo involucra a los/as científicos/as y tecnólogos/as sino que abre una puerta a todos los programas, propuestas y proyectos que surgen en los territorios.

“El registro en la plataforma tecnológica del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Oncti): https://observatorio.oncti.gob.ve/renii/web, sirve para articular lo que está ocurriendo en los territorios que las personas desde los diferentes lugares sea de investigación científica o, sea la comunidad educativa tenga acceso a la información y a las documentación de manera cruzada. Además, se está planteando dentro del Plan de Ciencia la generación de lo que llamaríamos proyectos integrados o proyectos complejos. Y ya no sería un problema, un investigador, un laboratorio, sino que tratamos cómo abordar la complejidad de los problemas desde una manera transdisciplinaria o al menos interdisciplinar”, expresó.

Herrera reiteró que con el Registro Nacional de Investigadores/as e Innovadores/as se genera una potencia de documentación, pero también se crearía un sistema de comunicación no solo en el ámbito del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación sino para que el resto de la población pueda conocer qué es lo que se está haciendo a través de esta plataforma.

Mincyt abre taller para pensar la ciencia en el escenario de la crisis planetaria

Prensa Mincyt .-  Hace unos días, inició una nueva edición del taller “¿Qué significa pensar la ciencia ‘desde’ América Latina?”, dirigido a docentes de los Semilleros Científicos, investigadores y a trabajadores del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt).

De acuerdo con la ministra Gabriela Jiménez-Ramírez, esta actividad busca impulsar un verdadero espacio de debate para pensar el mundo, pero pensarlo desde la realidad latinoamericana y venezolana, desde la historia y la espiritualidad.

La titular del Mincyt expresó que el pueblo investigador tiene el compromiso de buscar alternativas para la construcción de un mundo otro, y abrir la discusión de si la ciencia es suficiente para ello.

“El mundo vive cambios profundos, no solo en la geopolítica mundial, sino en las condiciones planetarias. Tenemos la responsabilidad de pensar, de forma profunda, qué nos ha traído a esta crisis. ¡Debemos avanzar desde la conciencia! Debemos entender que la ciencia no es el único saber”, manifestó.

A mirar nuestra realidad

Los biólogos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Francisco Herrera y Daniel Lew, son los facilitadores del taller que usa, como base para la discusión, el libro del escritor descolonial Juan José Bautista ¿Qué significa pensar ‘desde’ América Latina?, en el que destacaron la importancia de avanzar en conversaciones que sirvan para buscar alternativas para mejorar los mecanismos de producción mundiales, así como para alcanzar métodos que permitan ayudar a superar la grave crisis ambiental que vive todo el planeta.

En este sentido, el científico Francisco Herrera  comentó: “Tenemos la posibilidad desde la perspectiva científico-técnica de generar un debate sobre qué está detrás de la crisis ambiental planetaria, como herramienta para determinar los mecanismos para abordarla (…). Nosotros, Daniel y yo, como ecólogos, estamos muy preocupados por esta situación que está ocurriendo y a la que se le está dando una respuesta geopolítica que enmascara las causas reales, el acceso a la naturaleza”.

De igual manera, Herrera aplaudió la iniciativa de crear este tipo de talleres en el Mincyt puesto que, a su juicio, desde este ente se puede llegar a producir un despertar de la conciencia de la comunidad científica nacional sobre estos temas de vital importancia para el mundo.

Si algo no funciona: cámbialo

Por su parte, el investigador Daniel Lew insistió en que es necesario ejecutar acciones diferentes a las que se toman actualmente para abordar la crisis ambiental planetaria, al tiempo que enfatizó la urgente necesidad de replantear los ejes de pensamiento para lograr un cambio real.

“Ya sabemos lo que el patrón de conocimiento y la forma de abordar la realidad que tenemos es capaz de alcanzar. Cuando las herramientas con las que uno elabora esas ideas están formuladas bajo esa lógica es muy difícil salirse del camino para que no te conduzca nuevamente al mismo lugar.  No se puede pretender resultados diferentes haciendo lo mismo, y esto necesariamente nos llama a pensar a dónde hemos llegado y cómo tomamos la dirección correcta para evitar el desastre”, resaltó el estudioso.

De igual manera, el especialista aseguró que el mundo debe pensar nuevas lógicas que brinden una relación diferente con la naturaleza y el planeta. “Tenemos que sembrar la duda razonable sobre la necesidad de modificar la forma como estamos planteando la consecución del conocimiento”, subrayó.

Estado consciente de los cambios

Por su parte, el viceministro para Investigación y Aplicación de Conocimientos, Francisco Durán, declaró que este debate, además de aportar ideas en función de la conservación del planeta, también permite avanzar en la descolonización del pensamiento y del saber.

“Esta iniciativa generada desde el Mincyt busca recurrir al debate, al foro abierto, sobre la colonialidad del saber”, enfatizó.

Además, afirmó que esta discusión marca un cambio y apunta a que la institución se mueva hacia la argumentación de nuevos planteamientos que podrían servir para trazar nuevas hojas de ruta que permitan una transformación verdadera

Científico del IVIC: La Tierra está enviando señales contundentes de agotamiento

Prensa Mincyt/Marlene Otero.- Investigador venezolano afirma que, desde hace más de una década, el planeta está enviando “señales contundentes de agotamiento”.

Según Francisco Herrera, ecólogo con interés en el tema de la soberanía alimentaria  e investigador del Laboratorio de Ecofisiología Vegetal en el Instituto Venezolanos de Investigaciónes Científicas (IVIC), “la capacidad de la Tierra para la provisión de los recursos —que, por cierto, buena parte de la humanidad asumió como que era deber del planeta proveerle— se ha visto mermada. Se pensó que, con la cuarentena por COVID-19, el planeta iba a estar mejor”; sin embargo, afirma que aunque las personas se encuentran encerradas, siguen alimentándose, consumiendo una gran cantidad de energía, manteniendo el mismo estilo de consumo y generando una gran cantidad de gases de efecto invernadero.

Explica que el modelo agroalimentario industrial genera gases de efecto invernadero a tasas muy elevadas —especialmente gases muy tóxicos como los nitrogenados y el metano—;  y “eso no cambia en pandemia”: podrían haberse producido incluso más alimentos, en este tiempo. A pesar de que haya habido menos vuelos o circulación de automotores, “esa merma tampoco es tan significativa”.

En este sentido, aclara que un año de variaciones en las emisiones de gases de efecto invernadero no es fácil de percibir en un proceso acumulativo de 200 años.

Cultura occidental y su lógica de muerte

El científico del IVIC alerta que es urgente un cambio de sistema. Este viraje implicaría, según Herrera, no el debate del Foro de Davos —que reúne a los países con las economías más grandes del mundo—, y que plantea un reseteo del capitalismo, sino buscar “cosas más profundas”.

El investigador considera que el primer gran cambio que se debe promover es el desplazamiento de la cultura occidental que sustenta una lógica del “desarrollo” a partir del crecimiento ilimitado económico y científico-tecnológico, la cual busca un cambio permanente hacia  “todo lo material” y muestra una permanente necesidad de consumo que “está secando el planeta”.

Ante ese modelo, reivindica los conceptos de bienestar, buen vivir y soberanía, mediante los cuales los pueblos podrían vivir de manera organizada y consensuada desde sus diversas culturas y “hacia la satisfacción de reales y sentidas necesidades”.  

Aprendizajes pospandemia

En torno a los efectos que se estarían produciendo en el planeta producto de la pandemia por el SARS-CoV-2, el ecólogo considera que se estaría observando un resquebrajamiento de los sistemas de salud y del llamado estado de bienestar de países como los de Europa —que pasó décadas asumiéndose como el referente de “progreso” del mundo—; así mismo, se estarían observando, por momentos, estados de resiliencia y hasta situaciones de desesperación entre las personas.

Lo anterior se une a la que señala como una  “grave crisis del capitalismo”, sistema que estaría colapsando desde el año 2008 —dicho por todos los economistas del planeta—, lo que se traduciría para los pueblos en hambre por falta de alimentos, bloqueos, incremento de la minería, quema de la Amazonia para ampliar la frontera agrícola. Aunque advierte que los líderes de este sistema “harán todo lo posible por salvar el sistema”, en especial su aparato financiero, entre otras medidas “van a militarizar el acceso a recursos y  territorios”.

Frente a este panorama, el ecólogo manifiesta que los pueblos del mundo —formados por miles de millones de personas quienes tendrían mayor capacidad de transformación de la situación actual, que sus propios representantes— estarían  viendo lo que está sucediendo y estarían actuando, “unos en resistencia y otros en revolución; es decir: están transformando”.

Agrega que la situación estaría muy tensa en los próximos años y llega a pronosticar que “pudiéramos estar viviendo un ciclo de transformaciones que no se veía desde hace 500 años”.

Legislaciones para proteger la naturaleza

Respecto a la interrogante sobre los derechos de la naturaleza, el científico sostiene que, dentro del sistema-mundo moderno/colonial, “estos no se discuten porque la naturaleza no es considerada sujeto de derecho”.

Indica que solo en la Constitución de Ecuador se ha planteado esta inclusión y ha generado muchos debates. Además, cree que habría que plantear una reinvención cultural del derecho tradicional, porque lo jurídico también lleva la carga colonial que separa al hombre de la naturaleza y lo considera superior, con derecho a explotar, consumir y controlar la Tierra.

Frente al tema, sugiere asumir más que garantías legales, una relación cultural amorosa, de respeto, del ser humano con la madre tierra, como una parte constitutiva de esta, porque “no estamos separados de la naturaleza, sino que formamos parte de ella”.

Recomienda que, al hablar de la naturaleza, debe hacerse con proyecciones para las próximas décadas, porque “de lo productivo” se habla en función de  años y lustros, pero “lo de la naturaleza en es torno a construcción de futuro”; por ello, apoya que en el país se democraticen los debates respecto a estos temas, en tanto que “esto genera conciencia y, sobre ella, se toman acciones políticas”