Recomiendan frutas, vegetales, tubérculos y granos como fuente de nutrientes con efectos antiinflamatorios para pacientes pos-COVID-19

Prensa Mincyt/Karina Depablos.-  Consumir con regularidad frutas, vegetales, tubérculos y granos, como caraotas, lentejas y frijoles, permite reducir la respuesta inflamatoria causada por la infección del SARS-CoV-2.

De acuerdo con la nutricionista y doctora en Ciencias, mención Microbiología, Estalina Báez, es muy importante que los pacientes venezolanos que contrajeron la COVID-19 y se recuperaron de esta enfermedad incluyan alimentos ricos en fibra en su dieta diaria como método antiinflamatorio de los tejidos.   

“Recomiendo reducir las harinas procesadas comerciales, o combinarlas con tubérculos; es decir: intentar hacer arepa de harina de maíz y yuca, para mejorar la calidad nutricional. Existen componentes con efectos antiinflamatorios, como los flavonoides y polifenoles, en frutas, vegetales, tubérculos y granos, que son fuente de fibra y almidón resistente, importantes para preservar el balance en la microbiota intestinal, equilibrio necesario para preservar la salud”, manifestó.

Durante su participación en el programa radiofónico Date con la ciencia, la especialista en nutrición y dietética declaró que el cacao, la miel y las infusiones (como el té) también poseen efectos antiinflamatorios excelentes que ayudarán a los pacientes poscoronavirus.

“El cacao, por ser fuente de flavonoides; y la miel combinada con infusiones. Está demostrado científicamente que hierbas, como el malojillo, son fuente de componentes fitoquímicos que tienen efecto de disminución de la replicación viral, ya fue demostrado en influenza y existen modelos predictivos que sugieren un rol similar en SARS-CoV-2. Muchos de estos fitoquímicos tienen efectos antiinflamatorios. Entre las infusiones, recomiendo el té verde, el té negro; las preparaciones de toronjil, malojillo, hierbabuena, así como incorporar la concha de piña y otras frutas en la preparación de infusiones”, expresó.

Sí a los probióticos

La nutricionista Estalina Báez explicó que el consumo de alimentos fermentados, como el yogur y el kéfir, reducen la respuesta inflamatoria causada por la COVID-19.

“Los alimentos fermentados poseen compuestos bioactivos derivados del metabolismo fermentativo involucrados en el proceso de fermentación, y las bacterias contribuyen a restaurar el balance de la microbiota,  luego de la alteración del balance o disbiosis que se produce cuando la persona padece COVID-19. Esta enfermedad genera un cuadro tan fuerte de síntomas, manifestaciones clínicas, que las personas dejan de comer y la microbiota se ve afectada seriamente”, aclaró.

Báez comentó que preservar la microbiota intestinal se ha convertido en tema mundial, porque evidencia científica ha demostrado que hay casos de adultos mayores que han perdido la diversidad en la composición de su microbiota intestinal y presentan mayor gravedad en  la manifestación clínica de la COVID-19 y esas alteraciones producen una respuesta inflamatoria más grave.

“En tiempos de pandemia, se ha establecido como protocolo de abordaje terapéutico consumir ácidos grasos omega 3 porque tienen efecto antitrombótico y antiinflamatorio, ahora, en el protocolo se incorporan la suplementación con probióticos que es muy acertado, por cuanto muchas de las personas infectadas con SARS-CoV-2 dejan de comer y esto afecta la diversidad de la microbiota intestinal”, recalcó.

Volver a lo natural

Para toda la población venezolana, la investigadora Estalina Báez recomendó desestimar alimentos ultraprocesados cargados de grasas saturadas y azúcares de absorción rápida, pues estos contribuyen a generar hiperglucemia (aumento azúcar en la sangre), y se asocian a dislipidemias o niveles de grasas en la sangre (triglicéridos y colesterol) factores determinantes de riesgo frente  la infección por SARS-CoV-2, asociados a mayor severidad e incluso letalidad.

“La alimentación debe ser autóctona, originaria. Podemos acceder a los tubérculos, granos, consumir más frutas y vegetales.  Es el momento de repensarnos y replantearnos, adquirir una nueva conciencia alimentaria que permita adoptar hábitos para mejorar la salud”, indicó.

Según Báez, la colectividad debe consumir alimentos originarios, como  yuca, ocumo, batata, ñame, caraotas, lentejas, frutas, pescados azules, así como semillas de linaza y ajonjolí.

“Allí está la salvación de la humanidad, recuperar el origen, volver a lo natural.  Tenemos una diversidad alimentaria impresionante en Venezuela, que es fuente de vitaminas, minerales, fibra y almidón resistente, compuestos fenólicos, flavonoides, carotenoides que tienen muchísimas funciones como antioxidantes, inmunomodulatorios, antiinflamatorios, y reducen la absorción intestinal de azúcares y grasas. La alimentación puede contribuir con una respuesta inmunitaria del cuerpo humano más robusta frente a la infección causada por SARS-CoV-2”, puntualizó.

Una buena alimentación blinda el sistema inmunológico contra las infecciones

Prensa Mincyt/IVIC.- La cuarentena se ha convertido en el momento ideal para rescatar los hábitos alimenticios, comer sano, consumir productos autóctonos, de temporada y de producción local, al tiempo de compartir con la familia a la hora de preparar los alimentos.

«Es un despertar de conciencia, comer sano para contribuir a la preservación de nuestro estado nutricional, tomando en cuenta que tenemos hábitos impuestos que no nos pertenecen y que afectan el modo de alimentarnos. Los hábitos alimentarios son una acción individual que debe construirse. Es por eso el llamado a una nueva conciencia alimentaria».

Esta precisión la hizo Estalina Báez, investigadora del Laboratorio de Fisiología Molecular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), nutricionista egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien resaltó que se debe incorporar una nutrición balanceada con frutas, vegetales, leguminosas y tubérculos que son importantes fuentes de carbohidratos, fibra y prebióticos (importantes para la preservación del balance en la microbiota intestinal), aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales, entre otros nutrientes esenciales, como los flavonoides y los carotenoides. Estos últimos importantes antioxidantes y que pueden ejercer actividad inmunomodulatoria.

Igualmente, destacó la investigadora venezolana que el limón no es la única fuente dietética de vitamina C (otros alimentos y vegetales, como guayaba, lechosa, mango, naranja, pimentón, ají dulce). Además, resaltó que esta vitamina es un excelente antioxidante, pero no es la única vitamina que se requiere para preservar el estado inmunitario.

En este sentido, aseguró que “existen muchas vitaminas como la A, las vitaminas del complejo B y D, que aportan al estado nutricional. Evidencias científicas recientes demuestran que la vitamina D contribuye con la producción de defensinas que actúan disminuyendo la replicación viral importante en este momento por infección del SARS-CoV-2; también actúa reduciendo citoquinas proinflamatorias asociadas a la respuesta inflamatoria que causa daño al epitelio pulmonar».

Añadió que la vitamina D es producida en la piel por la exposición a luz solar. “Es recomendable que todos los venezolanos, pero especialmente los adultos mayores, los niños y las niñas, en estos momentos de cuarentena, aprovechando las medidas de flexibilización aprobadas por el Ejecutivo nacional, se expongan al sol diariamente, con el fin de mantener los niveles de vitamina D”.

La investigadora insistió en que se deben consumir alimentos que sean fuente de potasio, hierro y magnesio, entre otros minerales y oligoelementos necesarios para las actividades metabólicas normales de la fisiología humana.

“Un elemento importante es la microbiota intestinal, la preservación de su balance depende también de una adecuada ingesta de alimentos, que incorpore fibra y prebióticos (azúcares no digeribles requeridos para el metabolismo fermentativo de las comunidades microbianas de la microbiota intestinal).

La microbiota intestinal ejerce un rol fundamental como inmunomodulador. La evidencia científica demuestra que derivado del metabolismo fermentativo se producen ácidos grasos de cadena corta, como el acetato que contribuye a la respuesta inmunitaria a través de la actividad de los macrófagos alveolares en los pulmones”, manifestó.

Entre las recomendaciones de Báez, comentó que se debe reforzar y mantener como modo de vida los hábitos higiénicos y de prevención: lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, así como consumir agua hervida, ya que ha sido documentado científicamente dentro de las posibles vías de transmisión del SARS-CoV-2 la vía fecal-oral.

Asimismo, recomendó promover hábitos saludables como el ejercicio físico moderado diario y una nueva conducta alimentaria, en este momento de encuentro familiar, cocinar en familia e involucrar a los niños en el diseño de nuevas recetas, nuevos sabores que incorporen frutas, vegetales, granos y tubérculos (yuca, ñame, batata, ocumo).